Lucía Andrea Vinatea Barberena
Diseñadora, antropóloga y empresaria de moda
La competencia es un mal necesario. Sin ella, las cosas tal vez no cambiarían, o a lo mejor no habrían motivaciones para crear e innovar. Me parece que la competencia es algo bastante positivo, aunque a veces es un poco trabajosa.
Es decir, si yo sé que hay más gente creativa inventando buenos productos, me voy a esforzar por ser cada vez más creativa. No sobrará mucho tiempo para descansar, pero el mundo estará cada día más lleno de innovaciones maravillosas.
Pero ¿cómo sobresalir en medio a una multitud de creativos y competidores? El suceso de un emprendimiento también depende de la competencia, o mejor, de cuán bien la conocemos.
Saber cuáles son las fortalezas y debilidades de quien nos disputa el mercado posibilita aprender con las experiencias ajenas. Muchas veces nuestra competencia tiene más experiencia y más tiempo de mercado; por lo tanto, pensemos que nos puede enseñar qué caminos seguir y cuáles evitar.
Posiblemente todos recordamos la eterna competencia entre Pepsi y Coca Cola. Año tras año las dos siguen allí, peleándose por los clientes. En este enlace puedes ver algunas de las bien-humoradas propagandas donde uma marca provoca a la otra.
Algunos conceptos para analizar a la competencia
Hay algunos conceptos básicos que es bueno dominar para empezar el análisis de la competencia:
1. Competencia directa
Cuando los negocios (el tuyo y el de tu competencia) ofrecen productos iguales, con el objetivo de alcanzar el mismo nicho de mercado. Este es el caso de Coca Cola y Pepsi.
2. Competencia indirecta
Cuando se ofrecen productos semejantes, pero con en objetivo de conquistar a un mismo perfil de consumidor. Los competidores indirectos de Coca Cola, por ejemplo, son los demás fabricantes de gaseosas, de otros sabores.
3. Competencia perfecta
La competencia perfecta es cuando hay muchos vendedores (oferta) y muchos compradores (demanda). En este caso, las empresas no logran influenciar individualmente el mercado. Un buen ejemplo es la industria de azúcar común. Hay muchas marcas que ofrecen lo mismo, a precios muy semejantes.
Como hay mucha oferta y demanda, el margen de ganancia ya es bastante baja; es decir, si una marca decide bajar sus precios para conquistar más compradores, no podrá mantenerse así por mucho tiempo, porque posiblemente estaría teniendo pérdidas. Y si una empresa decide aumentar el precio, nadie va a comprar, porque existen muchas otras opciones a precios más atractivos.
Pero ¿cuál es la solución? Innovar. ¡Se pueden hacer muchas cosas con el azúcar! Azúcar de baja caloría (un híbrido con edulcorante), azúcar orgánico, azúcar con aroma a vainilla… Esta es la prueba de que la creatividad no tiene límites.
4. Competencia imperfecta
Es exactamente el opuesto de la perfecta. En este modelo existe más oferta que demanda. Hay mucha gente vendiendo, y a los compradores se les tiene que conquistar. Pienso que las marcas de moda por lo general operan de esta forma, por lo tanto, ¡a crear se ha dicho!